Los primeros 365 días en la vida de un niño constituyen un período asombroso de crecimiento y aprendizaje. El desarrollo infantil abarca los cambios o evoluciones que experimenta un niño desde su nacimiento hasta la adolescencia. Entender este desarrollo es crucial para que los padres y educadores se preparen para orientar y fomentar el aprendizaje, estableciendo así una base sólida en áreas físicas.

El cambio en el desarrollo es una realidad inherente a la existencia humana. Existen suposiciones o principios universalmente aceptados sobre el desarrollo humano, reconociendo que cada niño es único en sus patrones de crecimiento físico, cognitivo, social y emocional. Además, varían en la forma en que interactúan y responden a su entorno, así como en el impacto del juego y otros factores. Algunos niños pueden parecer siempre felices y enérgicos, mientras que otros pueden no mostrar el mismo agrado en el desarrollo físico.

El desarrollo físico implica cambios en tamaño, peso y habilidades motrices, así como en la personalidad. Algunos niños son más activos, mientras que otros tienden a ser más tranquilos. La gestión de estos comportamientos puede variar, ya que algunos niños son más fáciles de manejar que otros.

En cuanto al desarrollo físico, este engloba modificaciones en el cuerpo, incluyendo cambios en los huesos, tamaño, peso, habilidades motoras gruesas, visión y desarrollo auditivo. Las habilidades motoras gruesas se refieren a movimientos que implican el uso de grupos musculares grandes y la coordinación de movimientos amplios, como caminar, correr, saltar, gatear y trepar. Un desarrollo adecuado de estas habilidades es esencial para el crecimiento y la autonomía de los niños pequeños.