En el mundo actual, lleno de agendas apretadas, rutinas estructuradas y estándares académicos, a menudo se subestima uno de los recursos más valiosos y naturales en el desarrollo de los niños: el juego libre.

Como entrenadora y fundadora de la Asociación de Proveedoras Unidas, he sido testigo del impacto positivo que el juego libre tiene en las aulas y hogares donde se honra la infancia con respeto, curiosidad y libertad. Este tipo de juego, en el que el niño elige qué, cómo y con quién jugar, es mucho más que entretenimiento: es una herramienta fundamental para desarrollar habilidades esenciales para la vida.

¿Qué es el juego libre?

El juego libre es espontáneo, no dirigido por adultos, y está basado en la iniciativa e imaginación del niño. No hay instrucciones específicas, objetivos impuestos ni materiales determinados. El niño decide, explora, experimenta y repite sin miedo a equivocarse.

Esto puede verse en acciones tan simples como construir bloques, jugar a la casita, correr al aire libre, inventar personajes o transformar una caja de cartón en un cohete espacial. Cada experiencia está cargada de aprendizaje profundo y significativo.

Beneficios del Juego Libre

Numerosos estudios y expertos en desarrollo infantil coinciden en que el juego libre:

Fortalece la creatividad y la imaginación

Desarrolla habilidades sociales como la negociación, la empatía y la cooperación

Fomenta el pensamiento crítico y la resolución de problemas

Apoya la autorregulación emocional y el autocontrol

Promueve la independencia, autoestima y toma de decisiones

¿Cómo podemos apoyar el juego libre en espacios educativos?

Como proveedoras de cuidado infantil, tenemos el poder de crear ambientes ricos en oportunidades para el juego libre. Aquí algunas estrategias:

🎨 Proveer materiales abiertos: bloques, telas, cajas, figuras, tierra, agua, libros sin texto, etc.

🌱 Ofrecer tiempo suficiente sin interrupciones ni estructuras rígidas.

👀 Observar sin dirigir: acompañar el juego sin intervenir, permitiendo que el niño lidere.

🏡 Valorar el juego tanto como las actividades académicas: el juego también es aprendizaje.

👧🏾👦🏻 Respetar el ritmo individual de cada niño y sus intereses personales.

El Rol del Adulto: Guiar sin Controlar

Como adultos, nuestro rol no es dirigir el juego, sino crear las condiciones para que ocurra. Estar presentes, disponibles y atentos permite a los niños sentirse seguros para explorar, imaginar y crear. La observación atenta nos da pistas sobre su desarrollo emocional, social y cognitivo, sin necesidad de evaluarlos directamente.

Explorando con Imaginación: Juego Libre en Acción

En esta actividad espontánea, los niños decidieron construir su propia casa de campaña usando sábanas, cojines y muebles del aula. Sin instrucciones ni intervención adulta, colaboraron, compartieron ideas y resolvieron juntos cómo levantar su espacio de juego. Durante más de una hora, este “campamento” se transformó en una casa, una tienda, un refugio secreto… ¡todo lo que su imaginación les permitió!

Este tipo de juego libre fomenta la creatividad, el pensamiento crítico, la comunicación y la autonomía. Cuando permitimos que los niños lideren su propio juego, les damos la oportunidad de aprender con alegría, profundidad y sentido.

Conclusión

Promover el juego libre en nuestras guarderías y centros infantiles no es retroceder en el aprendizaje: es avanzar con propósito y conciencia hacia una infancia más saludable, rica en experiencias y verdaderamente significativa.

Recordemos siempre: cuando un niño juega, está ensayando la vida.

Aportacion de Carmen Hernandez – Entrenadora comunitaria registrada y defensora del desarrollo infantil